Reseña Una habitacion propia - Virginia Woolf

 Una habitación propia – Virginia Woolf.

La siguiente reseña tiene un formato y lenguaje distinto al que utilizo en el blog ya que fue creado con otro propósito en mente, sin embargo, me gusto el resultado y quise compartirlo. Quizás más adelante haga una reseña en el formato regular hablando de forma más personal y explicándoles las razones por las que este es uno de mis libros favoritos.


Ficha técnica.

Titulo original: A room of one´s Own.

Autor: Virginia Woolf.

Año de publicación: 2018.

Paginas: 143.

Editorial: Alianza Editorial.

SINOPSIS.

Obra publicada en 1929, "Una habitación propia" trata, básicamente, de la relación entre la condición femenina y la literatura, desde el punto de vista de una de las mejores y más singulares escritoras del siglo XX, Virginia Woolf (1882-1941), que volcó en cada una de sus páginas su inconfundible sensibilidad, el acervo de sus vivencias y su particular subjetividad. «Una mujer necesita dinero y una habitación propia para dedicarse a la literatura», proclama la autora al principio de estas páginas. Y toda aquella persona (sea hombre o mujer) interesada por los siempre sutiles vínculos entre vida y creación artística no se arrepentirá de adentrarse en ellas.

Opinión.

Basado en conferencias hechas por la autora en diversas universidades, el ensayo nos habla de los retos que tienen las mujeres de la época para desarrollarse en la escritura y en ámbitos artísticos, dando datos históricos que en algunos casos no están comprobados, se crea un escenario donde no solo estamos poco favorecidas para el desarrollo profesional, sino que estamos prácticamente obligadas a no lograr trabajos satisfactorios.

A pesar de ser una visión europea de clase media de las dificultades de ser mujer y de las creencias feministas de la autora, resulta terriblemente familiares ya que en pleno 2021 muchas de estas ideas aún se mantienen vigentes.

El principal planteamiento es la necesidad de ganar tres mil libras al año y tener una habitación propia, esto en la actualidad nos llama a la acción de tener un trabajo y un lugar donde gocemos de tranquilidad. Parece un razonamiento sencillo, incluso anticuado, muchos dirán que las mujeres lo pueden conseguir con la misma facilidad que cualquier hombre y, sin embargo, al mirar mi entorno noto la realidad, la mayoría de las mujeres que conozco, incluyéndome, no tienen esta posición.

Entonces cuando Virginia Woolf habla de que en cien años todo habrá cambiado, vemos el tiempo aproximarse como una profecía a punto de cumplirse solo que no para todas ¿cien años para quién?

Habla del papel que tenemos en sociedad y plantea cuestionamientos poco alentadores.

¿Por qué se nos ve como objeto de estudio? ¿Por qué esos estudios nos pintan como inferiores? ¿Cuál es la razón de querer vernos inferiores? Y más importante aún ¿Cuáles han sido las consecuencias de serlo?

No están preocupados de nuestra inferioridad sino de su supuesta superioridad.

Cuanto más pequeñas somas más grandes se vuelven, como lograrían librar batallas sino saben que existe alguien que necesita que las gane.

Cuenta como todos necesitamos de la confianza en uno mismo para lograr superar la lucha perpetua que es la vida, y la única manera de hacernos con ella es pensando que somos superiores al resto.

Este planteamiento, a mi consideración, es el más revelador ¿Cuántas veces no me di palmaditas en la espalda después de pronunciarme como lectora? ¿Cuántas veces no sentí calor en el pecho cuando se decían las calificaciones en la escuela? ¿Cómo me sentí cuando mi ensayo fue el mejor de la clase? ¿Cómo esto afecto en mi vida? Prosperaba con la admiración, cuando destacaba de un grupo mi confianza se veía radiante.

La vida se vuelve una competencia y por desgracia, entre hombres y mujeres, siempre estaremos un peldaño más abajo como género, esto no por un esfuerzo malicioso, es simplemente por la función que la sociedad necesita que desempeñemos. Se vuelve malicioso cuando al momento de hablar exigiendo igualdad, giran los ojos diciendo que tal brecha no existe. Cuando ante experiencias grupales nos tachan de mentirosas, ventajosas y nos miran como si todo fuera nuestra culpa.

Es por esto que la mayoría de mujeres no logran desprenderse de preconceptos para la búsqueda de su satisfacción personal, es difícil romper enseñanzas arraigadas, estas enseñanzas son globales.

Desde el momento en que nacemos tenemos un papel que desarrollar, cualquiera que desee uno distinto será cuestionada.

La autora menciona como este papel sistemático nos ata e incluso se vuelve absurdo cuando se compara con el papel que el hombre escritor plantea en las historias que crea, en ese imaginario, las mujeres somos importantes en ocasiones mucho más importantes que los hombres, llenas de maldad o profecías por suceder, somos creadoras y sanadoras, una fuerza a tomar en cuenta. Solo para que en la realidad fuéramos relegadas, golpeadas, abusadas, vendidas, sin opciones a elegir.

Es esta doble figura (la de ficción y la real) la que vuelve nuestras narrativas tan volátiles, crecemos viendo mujeres en el cine, todas protagonistas, todas necesitando ayuda de un hombre, lo cual no está mal, pero el mensaje que deja es simple para mentes poco acostumbradas a mirar más allá, crecemos creyendo que esa es la única verdad, mujer necesitada más hombre salvador igual a amor.

Una formula por más sencilla y muy lejos de la realidad ¿En qué momento de esta ecuación entran los sueños de las protagonistas? Nos dejan con los bordes deslucidos.

Virginia Wolf era sin duda una mente adelantada a su época, escribir y cuestionar el rol de la mujer, haciendo hincapié en la necesidad de crear ambientes que fomenten el desarrollo de todas las artistas escondidas, posicionando la culpa más allá de hombres y mujeres, en la culpa colectiva que sostiene un sistema opresor, en inicios de la segunda guerra mundial, cuando el mensaje general era de la superioridad de los hombres para encontrar la paz (aun si estos eran quienes la comenzaron) fue cuestionar a un sistema que no estaba listo para sus palabras.

Lo anterior nos deja en claro una cosa, si en la actualidad conseguir una habitación propia y tres mil libras al año es difícil, en épocas pasadas bien podría ser imposible y, por lo tanto, la literatura sufrió de un hueco, se nos prohibió contar nuestro lado de la historia, censuradas, malditas y quemadas.

La literatura escrita por mujeres debe de ser el motor que impulse al cambio, haciendo que por primera vez se escuche nuestra voz, nuestras vivencias, retratando horrores que ningún hombre puede escribir desde el lado de una víctima femenina.

La creación artística y la posición social seguirán siendo oponentes en una realidad que aún no se encuentra lista para dejarnos ser algo más que el papel secundario, en esto radica la atemporalidad e importancia de una habitación propia.

Calificación.
5/5 Huellitas.


Nos leemos la siguiente semana.

Eso es todo, gracias.

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